El 26 de septiembre participamos en La Noche Europea de los Investigadores en la sede de la UNED Lavapiés (Madrid). ¡Te esperamos!
Me llamo Encarna Rodríguez Francisco, aunque en el aula me conocen como Encarna, y llevo más de 25 años enseñando con la certeza de que la escuela puede —y debe— transformar el mundo.
Soy doctora en Educación, especializada en desarrollo curricular, metodologías activas y aprendizaje por investigación, y desde hace unos años trabajo como maestra en un CRA (Colegio Rural Agrupado) en Castilla-La Mancha, donde las aulas se comparten entre varios niveles y las pizarras se mezclan con caminos, huertos y memoria del territorio.
Durante mi trayectoria he pasado por muchos lugares: la formación del profesorado, la universidad, la asesoría técnica en el INTEF (Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y Formación del Profesorado)… Pero ha sido en la escuela rural, entre niños y niñas de distintas edades, donde he encontrado el lugar desde el que tiene más sentido seguir creando.
En 2024, el Ministerio de Educación me concedió el 3er Premio Nacional de Experiencias Inspiradoras, por un proyecto desarrollado en un aula multigrado que combinaba Recursos Educativos Abiertos, comunidad, ciencia y mucha ilusión. Y fue precisamente durante una baja médica —de esas que te paran el cuerpo pero no el pensamiento— cuando nació Ruralita, una herramienta de inteligencia artificial al servicio de quienes enseñan en condiciones difíciles pero con profundo compromiso.
Mi propósito con este proyecto no es otro que apoyar a las escuelas rurales, aliviar la carga burocrática del profesorado y ofrecer recursos reales, adaptados y gratuitos, que ayuden a personalizar la enseñanza, vincularla con el territorio y hacerla más inclusiva.
Porque como decía Santa Teresa —que también anduvo por estas tierras— “la verdad padece, pero no perece”. Y yo sigo empeñada en que la escuela rural tenga su lugar, su dignidad y su futuro.